El inicio precoz del tratamiento específico contra la migraña mejora la evolución de la enfermedad

La diabetes es una patología crónica caracterizada por el aumento de glucosa (azúcar) en sangre (glucemia) por la falta de producción total o parcial de insulina o una baja sensibilidad a esta (resistencia a la insulina).
Durante la digestión, los alimentos que ingerimos se descomponen en glucosa (azúcar) que son una fuente de energía para nuestro cuerpo. Para poder utilizar esta energía, el cuerpo secreta insulina, una hormona segregada por el páncreas que controla la velocidad en que la glucosa se consume en las células del músculo, tejido graso e hígado cuyo fin es regular la cantidad de glucosa que entra en nuestras células, les proporciona energía y permite que funcione correctamente.
Por tanto, cuando el cuerpo detecta poca glucosa, libera glucosa a la sangre permitiendo su entrada en las células y aportarles energía. En caso contrario, cuando la insulina detecta mucha cantidad de glucosa en sangre, la almacena en el hígado en forma de glucógeno para que pueda utilizarse más adelante.
Las personas con diabetes tienen los valores de glucemia superiores a los normales que pueden derivar en hiperglucemia que, en caso de prolongarse en el tiempo puede dañar los vasos sanguíneos y producir lesiones en otras partes del cuerpo.
Los factores de riesgo siguientes influyen en el desarrollo de la DM tipo II.
Factores no modificables:
Factores modificables:
Diabetes mellitus tipo 1. Suele comenzar durante la infancia, pero también puede darse en adultos y se estima que afecta a menos del 10% de las personas con diabetes mellitus. Se distinguen entre idiopática y autoinmune. Para más información, pincha aquí.
Diabetes mellitus tipo 2. Suele afectar a personas de mediana edad, aunque también puede darse en niños y jóvenes con sobrepeso u obesidad y generalmente estas personas no suelen practicar ejercicio físico de forma habitual.
Existen ciertos factores que favorecen el desarrollo de la diabetes. Los factores modificables son: el exceso de peso, no realizar ejercicio físico, tener alteraciones en el colesterol, presión arterial alta y fumar. Por otro lado, otros factores que no podemos modificar son: la edad (a mayor edad, mayor riesgo), haber padecido diabetes gestacional previamente, tener antecedentes familiares diabetes y procedencia u origen de nacimiento.
Diabetes gestacional. Intolerancia a los hidratos de carbono, de severidad variable, que se inicia o se reconoce por primera vez durante el embarazo y tienen mayor riesgo de padecer diabetes mellitus posterior al parto.
Otros tipos específicos de diabetes por otras causas: síndromes de diabetes monogénica, enfermedades del páncreas exocrino (fibrosis quística) y diabetes inducida por fármacos o productos químicos (glucocorticoides, tratamientos del VIH/SIDA o tras trasplantes de órganos).
Inicialmente, las personas no suelen presentar síntomas hasta que la enfermedad está muy avanzada y en algunos casos, independiente-mente del avance de la enfermedad, puede no desarrollarlos.
Los síntomas más frecuentes ante la falta total o parcial de insulina son:
Glucemia basal >126mg/dl en más de una ocasión.
Glucosa venosa >200mg/dl en persona con síntomas metabólicos.
Glucemia plasmática >200mg/dl tras 2 horas de la sobrecarga oral de glucosa.
Hemoglobina glicosilada (HbA1c) >6,5%, técnica de laboratorio estandarizada y se confirma con la hiperglucemia.
Otras determinaciones de laboratorio: ICA, GAD, tirosina fosfatasa y Zn T8 solo para confirmar la existencia de autoinmunidad frente a la célula beta.
La diabetes mellitus tipo 2 puede prevenirse, aunque de ningún modo revertirse. Por ello, los pilares para prevenir la diabetes mellitus tipo 2 es controlar la alimentación y realizar ejercicio físico para mantener un peso y una talla adecuados.
Se pueden prever aumentos y disminuciones de glucosa y que esto te ayude a controlar tu patología.
Factores que aumentan la glucemia:
Factores de disminuyen la glucemia:
Las complicaciones agudas son:
Las complicaciones crónicas son:
El tratamiento se divide en varios escalones terapéuticos:
Existen diferentes antidiabéticos y en función del efecto farmacológico que ejercen se clasifican de la siguiente forma:
A. Aumento de la sensibilidad a la insulina endógena:
B. Aumento de la secreción/liberación de insulina endógena:
C. Reducción de la absorción digestiva de glucosa:
D. Inhibición de la reabsorción tubular renal de glucosa: canagliflozina, dagagliflozina, empaflozina.
Para más información sobre insulinoterapia, consultar en la patología diabetes mellitus tipo 1.
La cirugía bárica es una alternativa de tratamiento para aquellas personas que tienen obesidad mórbida. Se trata de un conjunto de procedimientos quirúrgicos que se clasifican en: restrictivos, malabsortivos y mixtos.
La cirugía bárica requiere un seguimiento a largo plazo antes de asignar un efecto beneficios debido a que se puede volver a recuperar el peso perdido.
Es uno de los pilares básicos en el tratamiento de la diabetes y esta debe ser agradable, flexible y adaptada a la vida de cada persona. Los niños y jóvenes con diabetes para mejorar el control metabólico y tenerlo asumido durante la adultez, deben seguir una alimentación cuyos objetivos principales son:
Los alimentos están compuestos por macronutrientes, micronutrientes y otros componentes, dentro de los macronutrientes, se incluyen los hidratos de carbono, proteínas y grasas.
Los hidratos de carbono son los macronutrientes que se deben controlar para una correcta glucemia. Se encuentran en diversas proporciones en numerosos alimentos como frutas, verduras, legumbres, hortalizas, cereales y lácteos. Existen dos tipos, los simples que se caracterizar por tener una absorción rápida, mientras que los complejos se absorben más lentamente como el almidón y la fibra. Mientras que, las grasas preferiblemente insaturadas y las proteínas modelan la absorción de los azúcares, por lo que se recomienda combinarlos para un mayor control.
En función del tratamiento insulínico pautado, se debe seguir un horario estricto de comida para evitar bajadas de glucosa (insulina de acción rápida) o puede ser más flexible (insulina lenta).
Para un control adecuado de hidratos de carbono, se recomienda realizar una distribución uniforme a lo largo del día, conocer la cantidad de hidratos de carbono cuando sea >5% así como conocer los siguientes conceptos:
A. Etiquetado de los alimentos: las etiquetas nos indican la cantidad de hidratos de carbono y no solamente el azúcar, que no debe excederse del 10%. Además, es importante fijarse en las calorías y la cantidad y tipo de grasas.
Aquellos alimentos etiquetados como “sin azúcar” pueden llevar hidratos de carbono como edulcorantes polialcoholes, además el propio alimento puede tener azúcares, aunque no se la hayan añadido.
B. Índice glucémico (IG): efecto de los distintos hidratos de carbono presentes en alimentos tras las comidas. Aunque dos alimentos contengan la misma cantidad de carbohidratos, pueden no elevar de igual forma la glucemia. Los factores que influyen en el IG son:
Por tanto, los alimentos con menor IG son legumbres, verduras y pastas. Respecto a la fruta, dependiendo de cómo se tome (con piel, en zumo, etc.) también afectará al IG.
C. Cálculo de raciones: una ración de alimento es aquella que aporta 10g de hidratos de carbono. Dependiendo de la edad, estatura y actividad física que realice precisarán unas cantidades u otras.
D. Unidad grasa-proteína (UGP): las ingestas ricas en grasas y proteínas aumentan los valores de glucemia 3-6h tras comer y enlentecen la digestión, por lo que puede haber menor aumento post-ingesta en las primeras 1-2h. No se deben sumar las UGP al bolo de insulina antes de comer. Para ajustar la insulina se puede o bien pautas múltiples administrando un bolo extra a las 2-3h después de la ingesta o para portadores de bombas de insulina, usar un bolus dual (terapia con ISCI).
Las actividades físicas están recomendadas para asegurar una vida saludable, sin embargo, la intensidad debe adaptarse a las necesidades y limitaciones de la persona. Se recomienda andar al menos 30 minutos al día y una media de 150 minutos a la semana de ejercicio moderado.
El ejercicio físico si no se planifica puede descompensar la glucemia y provocar hiperglucemias e hipoglucemias. Para evitarlo, planifica la ingesta de hidratos de carbono, ajusta la dosis de insulina y realiza una valoración antes y después de hacer ejercicio.
Además, durante el ejercicio se producen cambios en la glucemia ya que la energía se obtiene de la glucosa y las grasas. Desde el inicio hasta los 30 primeros minutos se utiliza la glucosa circulante y en el músculo, pasado este tiempo, la glucosa se obtiene de la almacenada en el hígado. Entre los 60 y 90 minutos siguientes, una vez la glucosa se ha agotado, las grasas proporcionan la energía necesaria.
Tipos de ejercicio:
Por ello se recomienda:
ASOCIACIÓN VALENCIANA DE DIABETES
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