Diabetes I

 

La diabetes es una patología crónica caracterizada por el aumento de glucosa (azúcar) en sangre (glucemia) por la falta de producción total o parcial de insulina.

Durante la digestión, los alimentos que ingerimos se descomponen en glucosa (azúcar) y proporcionan energía al cuerpo. La insulina es una hormona segregada por el páncreas necesaria para que la glucosa entre en nuestras células, les proporcione energía y funcionen correctamente. La insulina tiene como función controlar la velocidad en que la glucosa se consume en las células del músculo, tejido graso e hígado.

Nuestro cuerpo secreta insulina cuando detecta glucosa. Por tanto, cuando la insulina detecta poca glucosa, libera glucosa a la sangre permitiendo entrar en las células y aportarles energía. En caso contrario, cuando la insulina detecta mucha cantidad de glucosa en sangre, la almacena en el hígado en forma de glucógeno para que pueda utilizarse más adelante. Sin embargo, en las personas con diabetes mellitus tipo 1 se produce un desorden en el que el metabolismo no produce o produce poca cantidad de insulina. Por lo que hace necesario que la persona se la administre por su cuenta para paliar ese desorden.

Actualmente, no se conoce en profundidad la causa de la diabetes mellitus tipo 1, sin embargo, existen varios factores:

Genéticos: existe una predisposición genética que se hereda de los progenitores y favorece su desarrollo. Ejemplos: problemas de tiroides, otras glándulas que segregan hormonas o celiaquía.

Ambientales: alimentación, infecciones, flora intestinal (afectan al sistema inmunitario).

Autoinmunes: debido a que los factores ambientales producen una respuesta especial y anómala, se lesiona el páncreas destruyendo las células beta, que producen insulina.

Diabetes mellitus tipo 1. Suele comenzar durante la infancia, pero también puede darse en adultos y se estima que afecta a menos del 10% de las personas con diabetes mellitus. Se distinguen entre idiopática y autoinmune.

Diabetes mellitus tipo 2. Suele afectar a personas de mediana edad, aunque también puede darse en niños y jóvenes con obesidad. Para más información, pincha aquí.

Diabetes gestacional. Intolerancia a los hidratos de carbono, de severidad variable, que se inicia o se reconoce por primera vez durante el embarazo y tienen mayor riesgo de padecer diabetes mellitus posterior al parto.

Otros tipos específicos de diabetes por otras causas: síndromes de diabetes monogénica, enfermedades del páncreas exocrino (fibrosis quística) y diabetes inducida por fármacos o productos químicos (glucocorticoides, tratamientos del VIH/SIDA o tras trasplantes de órganos).

Inicialmente, las personas no suelen presentar síntomas hasta que la enfermedad está muy avanzada y en algunos casos, independiente-mente del avance de la enfermedad, puede no desarrollarlos.

Los síntomas más frecuentes ante la falta total o parcial de insulina son:

  • Hiperglucemia (valores altos de glucosa en sangre).
  • Glucosuria (glucosa en orina).
  • Poliuria (orinar mucho).
  • Polidipsia (mucha sed).
  • Polifagia (mucha hambre).
  • Pérdida de peso y cansancio
  • Cetonuria (cuerpos cetónicos).
  • Pérdida de conciencia.

Glucemia basal >126mg/dl en más de una ocasión.

Glucosa venosa >200mg/dl en persona con síntomas metabólicos.

Glucemia plasmática >200mg/dl tras 2 horas de la sobrecarga oral de glucosa.

Hemoglobina glicosilada (HbA1c) >6,5%, técnica de laboratorio estandarizada y se confirma con la hiperglucemia.

Otras determinaciones de laboratorio: ICA, GAD, tirosina fosfatasa y Zn T8 solo para confirmar la existencia de autoinmunidad frente a la célula beta.

La diabetes mellitus tipo 1 no puede prevenirse y tampoco puede revertirse, sin embargo, podemos prevenir complicaciones relacionadas con el corazón, el sistema circulatorio, los ojos, riñones y nervios. Además, también se pueden prever aumentos y disminuciones de glucosa para ayudar a controlar la patología.

Factores que aumentan la glucemia:

  • Alimentos.
  • Infecciones.
  • Estrés.
  • Fármacos.
  • Actividad física.

Factores que disminuyen la glucemia: 

  • Insulina.
  • Actividad física.

Las complicaciones agudas son:

  • Hipoglucemia.
  • Hiperglucemia.
  • Cetoacidosis.

Las complicaciones crónicas son:

  • Retinopatía diabética.
  • Nefropatía diabética.
  • Neuropatía diabética.
  • Cardiopatía isquémica.
  • Enfermedad vascular periférica.
  • Enfermedad cerebrovascular.

La base del tratamiento farmacológico es la insulina, hormona segregada por el páncreas necesaria para que la glucosa entre en nuestras células del cuerpo y estas puedan funcionar correctamente.

La insulinoterapia sigue un patrón bolo-basal, esto significa que, durante el ayuno, se libera el “patrón basal” que mantiene los niveles de glucosa en sangre en el rango normal (entre 70 y 100mg/ml), mientras que, tras las comidas, se libera el “bolo prandial” con el mismo objetivo y facilitando que los nutrientes se distribuyan adecuadamente. Por tanto, la insulina mantendrá la glucosa en niveles normales tanto en ayuno como durante la comida.

Existen diferentes tipos de insulinas que varían en función del perfil de acción que estas presenten y que dependen de varios factores: el inicio de la acción o efecto, el efecto máximo y la duración de este. Actualmente las insulinas se diferencian en: muy lentas, intermedias o mixtas y rápidas. Las pautas de dosificación de la insulina implican la combinación de diferentes tipos de insulinas.

Consejos:

  • Antes de la utilización de las insulinas revisa la fecha de caducidad y que la insulina sea transparente y sin aglomerados (a excepción de la NPH que tiene sus propias características). Retirar las plumas que lleven más de un mes abiertas ya que puede perder efecto.
  •  Conservación

Las insulinas deben conservarse en nevera, pero una vez en uso se recomienda su conservación a temperatura ambiente.

Durante los viajes los tratamientos deben estar en el equipaje de mano y no se deben facturar en los vuelos, ya que la bodega no está climatizada y pueden congelarse. Tampoco se deben dejar dentro de vehículos como los coches cuando hace calor.

  • Preparación de la aguja

En primer lugar, hay que lavarse las manos con agua y jabón. Antes de la administración, siempre se debe purgar la pluma. Para ello, tras colocar la aguja, con la aguja en vertical apretar para retirar las primeras 1-2UI de insulina y observar que parte de la insulina sale por el extremo de la aguja. Repetir el proceso de purgado cuando no se observe insulina en el extremo de la aguja y, en caso de que vuelva a ocurrir con una nueva aguja, sustituir la pluma.

A continuación, se debe colocar la aguja en la pluma y retirarla una vez se haya administrado. Nunca reutilizar las agujas sucesivamente.

  • Administración

Todas las insulinas se inyectan subcutáneamente a excepción de las insulinas de acción rápida, que se administran de forma intravenosa. Este último tipo se reserva para situaciones más específicas. Además, existen unos dispositivos que se colocan en la piel que permiten la administración de la insulina a través de ellos (consulta con tu especialista).

Respecto a las insulinas subcutáneas, se utilizan dispositivos tipo pluma precargada o jeringuillas calibradas por unidades internacionales (UI) en casos concretos. A los dispositivos tipo pluma, y según la cantidad de grasa que tiene la persona, se les acopla una aguja de 4, 5, 6 u 8 mm de longitud.

Cuando se administre la insulina, realizar un pliegue o pellizco en la zona de administración óptima (ver “zonas de administración”), para incrementar la distancia entre la superficie de la piel al músculo y la tensión de la piel que finalmente contribuyen a facilitar la penetración de la aguja. Recuerda, la aguja siempre tiene que colocarse en 90º o perpendicular. Una vez administrada la insulina y retirada la aguja, soltar el pliegue de piel, encapuchar la aguja y desecharla.

  • Zonas de administración

Las zonas de administración son:

  • Lateral externo de los muslos.
  • Lateral externo de brazos (por debajo de la zona deltoidea).
  • Lateral externo superior de nalgas.
  • Abdomen (evitar anillo alrededor del ombligo).

 Recuerda: administrar la pluma en el mismo lugar puede dar lugar a un fenómeno denominado lipodistrofia, que consiste en un endurecimiento de la grasa que está debajo de la piel; esto puede provocar la absorción inadecuada de la insulina. Por ello se recomienda cambiar diariamente el punto de inyección con una separación de mínimo 1cm, garantizando que pase al menos un mes entre dos inyecciones administradas en un mismo punto.

ALIMENTACIÓN

Es uno de los pilares básicos en el tratamiento de la diabetes y esta debe ser agradable, flexible y adaptada a la vida de cada persona. Los niños y jóvenes con diabetes para mejorar el control metabólico y tenerlo asumido durante la adultez, deben seguir una alimentación cuyos objetivos principales son:

  • Seguir una dieta variada y equilibrada nutricionalmente con una composición en hidratos de carbono, proteínas y grasas, que favorezca el crecimiento normal.
  • Evitar la hiperglucemia e hipoglucemia.
  • Adquirir hábitos alimenticios saludables.

Los alimentos están compuestos por macronutrientes, micronutrientes y otros componentes, dentro de los macronutrientes, se incluyen los hidratos de carbono, proteínas y grasas.

Los hidratos de carbono son los macronutrientes que se deben controlar para una correcta glucemia. Se encuentran en diversas proporciones en numerosos alimentos como frutas, verduras, legumbres, hortalizas, cereales y lácteos. Existen dos tipos, los simples que se caracterizar por tener una absorción rápida, mientras que los complejos se absorben más lentamente como el almidón y la fibra. Mientras que, las grasas preferiblemente insaturadas y las proteínas modelan la absorción de los azúcares, por lo que se recomienda combinarlos para un mayor control.

En función del tratamiento insulínico pautado, se debe seguir un horario estricto de comida para evitar bajadas de glucosa (insulina de acción rápida) o puede ser más flexible (insulina lenta).

Para un control adecuado de hidratos de carbono, se recomienda realizar una distribución uniforme a lo largo del día, conocer la cantidad de hidratos de carbono cuando sea >5% así como conocer los siguientes conceptos:

A. Etiquetado de los alimentos: las etiquetas nos indican la cantidad de hidratos de carbono y no solamente el azúcar, que no debe excederse del 10%. Además, es importante fijarse en las calorías y la cantidad y tipo de grasas.

Aquellos alimentos etiquetados como “sin azúcar” pueden llevar hidratos de carbono como edulcorantes polialcoholes, además el propio alimento puede tener azúcares, aunque no se la hayan añadido.

B. Índice glucémico (IG): efecto de los distintos hidratos de carbono presentes en alimentos tras las comidas. Aunque dos alimentos contengan la misma cantidad de carbohidratos, pueden no elevar de igual forma la glucemia. Los factores que influyen en el IG son:

  • Tipo de carbohidrato: simples/rápidos (mayor IG) y complejos/lentos (menos IG).
  • Composición del alimento: la presencia de grasas y/o fibra reducen el IG.
  • Método culinario: cuanto más cocidos y triturados, mayor IG.
  • Nivel glucémico en el momento de la ingesta: cuando hay glucemia alta, la misma cantidad de alimento presenta mayor IG.

Por tanto, los alimentos con menor IG son legumbres, verduras y pastas. Respecto a la fruta, dependiendo de cómo se tome (con piel, en zumo, etc.) también afectará al IG.

C. Cálculo de raciones: una ración de alimento es aquella que aporta 10g de hidratos de carbono. Dependiendo de la edad, estatura y actividad física que realice precisarán unas cantidades u otras.

D. Unidad grasa-proteína (UGP): las ingestas ricas en grasas y proteínas aumentan los valores de glucemia 3-6h tras comer y enlentecen la digestión, por lo que puede haber menor aumento post-ingesta en las primeras 1-2h. No se deben sumar las UGP al bolo de insulina antes de comer. Para ajustar la insulina se puede o bien pautas múltiples administrando un bolo extra a las 2-3h después de la ingesta o para portadores de bombas de insulina, usar un bolus dual (terapia con ISCI).


ACTIVIDAD FÍSICA

Las actividades físicas están recomendadas para asegurar una vida saludable, sin embargo, la intensidad debe adaptarse a las necesidades y limitaciones de la persona. Se recomienda andar al menos 30 minutos al día y una media de 150 minutos a la semana de ejercicio moderado.

El ejercicio físico si no se planifica puede descompensar la glucemia y provocar hiperglucemias e hipoglucemias. Para evitarlo, planifica la ingesta de hidratos de carbono, ajusta la dosis de insulina y realiza una valoración antes y después de hacer ejercicio.

Además, durante el ejercicio se producen cambios en la glucemia ya que la energía se obtiene de la glucosa y las grasas. Desde el inicio hasta los 30 primeros minutos se utiliza la glucosa circulante y en el músculo, pasado este tiempo, la glucosa se obtiene de la almacenada en el hígado. Entre los 60 y 90 minutos siguientes, una vez la glucosa se ha agotado, las grasas proporcionan la energía necesaria.

Tipos de ejercicio:

  • Ejercicios de resistencia cardiovascular o aeróbico (correr, montar en bici, nadar, remar, etc.) suele ser de intensidad moderada-baja, se espera una mayor disminución de glucosa.
  • Ejercicios de fuerza muscular o anaeróbico (levantamiento de pesas, abdominales, flexiones, etc.) son de alta intensidad menor disminución de glucosa, de hecho, tiende a subir.

Por ello se recomienda:

  • Realizar ejercicio en días alternos.
  • Se debe regular la intensidad y duración.
  • Asegurar una correcta hidratación.
  • No llegar al agotamiento.
  • Asegurar que resulta estimulante y divertido.

ASOCIACIÓN VALENCIANA DE DIABETES

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