¿Perjudica la diabetes maternal al feto?
15 septiembre 2022

¿Perjudica la diabetes maternal al feto?

La diabetes gestacional, sea previa en la mujer, con tipos 1 ó 2, o se diagnostique durante el desarrollo fetal, puede generar complicaciones graves a medio y largo plazo.

Fuente: EFE Salud

“Un deficiente control de la glucosa nos llevaría a un mayor riesgo de partos prematuros, cesáreas, malformaciones, bajo crecimiento fetal por hipoglucemia o exceso de peso y talla por hiperglucemia que dificultará el nacimiento”, indica el Dr. Manuel Sánchez Luna, jefe del Servicio de Neonatología del Hospital General Universitario Gregorio Marañón.

“Tampoco podemos perder de vista la posibilidad de que el bebé nazca con problemas respiratorios, debido al insuficiente desarrollo pulmonar, o hipertrofia del tabique interventricular en el corazón”, añade el también presidente de la Sociedad Española de Neonatología (seNeo).

“Por lo tanto, solo cabe realizar un control metabólico pormenorizado de esta afectación diabética, temporal o crónica, en centros sanitarios especializados; donde priman tanto el diagnóstico precoz como los tratamientos seguros y eficaces”, destaca el galeno madrileño.

El control de la diabetes durante la gestación

De forma tradicional, la diabetes se clasifica de dos formas: la diabetes tipo 1, que se desarrolla normalmente en la población joven, infancia o juventud, conlleva una reducción en la producción de insulina junto con otros trastornos metabólicos con base inmunológica.

Estas personas necesitan, vía parenteral -no digestiva-, una aportación periódica y sistemática de insulina (hormona originada en el páncreas que se encarga de regular la cantidad de glucosa en sangre, entre otras funciones).

La diabetes tipo 2, con una mayor prevalencia, muestra en general síntomas más leves con defectos parciales en la producción de insulina.

Suele aparecer en la edad adulta, normalmente dentro de síndromes metabólicos que pueden tener base genética, pero se relaciona mucho más con el estilo de vida y la dieta alimenticia.

A su vez, la diabetes gestacional, que no muestra síntomas propios, es la que se diagnostica por primera vez durante el embarazo (90% de los casos), aunque pudiera existir antes y pueda permanecer después del parto (diabetes tipo 1 ó 2 en el otro 10% de embarazadas).

“Detectar la diabetes gestacional a tiempo es fundamental, puesto que el diagnóstico tardío entraña riesgos innecesarios. El control correcto de esta diabetes, sea con dieta o con insulina, impedirá daños en el feto”, dice el Dr. Sánchez Luna.

En países como España, se recomienda el diagnóstico precoz de la diabetes gestacional a mujeres sin síntomas entre la semana 24 y 28 de embarazo, primero con un cribado (Test de O’Sullivan) y luego con una prueba de curva de glucemia.

En las embarazadas de alto riesgo, ya se por sobrepeso, obesidad, antecedentes familiares, antecedentes de glucosuria, intolerancia a los carbohidratos, etc., se establece un estudio en la primera visita obstétrica y otro más entre las semanas 32 y 35.

El tratamiento contra la diabetes gestacional en la mamá

Los tratamientos son los mismos para los tres tipos de diabetes, puesto que el feto es el principal afectado por la enfermedad metabólica.

La terapia incluirá más o menos insulina, o nada, pero lo que es seguro es que se establecerá una dieta alimenticia apropiada para cada mujer y se recomendará un ejercicio diario adaptado a la situación física y médica de la gestante.

Las mujeres que decidan tener un bebé deberían mostrar antes de la gestación un índice glucémico normalizado y controlado, única medida previa contra la posibilidad de abortos y malformaciones.

Hijas e hijos de mamás diabéticas

L@s bebés de madres diabéticas tipo 1 y 2 pueden nacer con más complicaciones que aquell@s otr@s de madres con una diabetes gestacional; además, si el control de la diabetes ha sido deficiente, sobre todo en los tipos 1 y 2, aumentan las posibilidades de gravedad.

Las complicaciones más relevantes serían la hipoglucemia, secundaria al exceso de producción de insulina, en respuesta a niveles altos de glucosa en sangre. Los síntomas de la glucosa baja, a veces, son muy poco llamativos y, sin embargo, esta diabetes es provocadora de daños.

La macrosomía, cuando la hiperglucemia estimula el crecimiento fetal: mayor síntesis de grasas y glucógenos que se depositan en los tejidos. L@s bebés son grandes en talla y peso, por encima de la media a su edad gestacional.

Estos bebés muestran una cara redondeada o de “Luna llena”, con abundante tejido adiposo en la zona del cuello y pliegues muy marcados en las extremidades.

Con frecuencia, presentan aumento del grosor del miocardio, sobre todo a nivel del tabique interventricular, aunque suele desaparecer entre el segundo y sexto mes de vida.

Además, sus dificultades al nacer les provocan asfixia perinatal y traumatismos durante el parto, como fracturas de clavícula.

Asimismo, retraso de crecimiento intraútero: hipoglucemia secundaria a la disminución de los depósitos de glucógeno.

Inmadurez funcional: retraso en la maduración morfológica y funcional de algunos órganos, como los pulmones, paratiroides e hígado. Presentan mayor incidencia de membrana hialina y de ictericia.

Malformaciones, con probabilidades de dos a diez veces más que la población en general, aunque la incidencia no se acrecienta en los casos de diabetes gestacional: espina bífida, comunicación interventricular, síndrome de regresión caudal, intestinales y renales.

Y problemas hematológicos: poliglobulia, trombocitopenia, hiperbilirrubinemia y déficit de hierro.

El tratamiento de la diabetes para proteger al feto y al bebé recién nacido

La diabetes tipo 1 se controla médicamente de forma muy segura y las consecuencias sobre el desarrollo fetal han disminuido significativamente.

“Apenas vemos cuadros de malformaciones fetales asociadas a la misma, aunque un mal control de esta patología aumenta este tipo de riesgo”, apunta el neonatólogo.

La diabetes tipo 2 también se controla mejor y a veces su debut puede coincidir con la gestación.

“Las pruebas de estrés a la administración de glucosa oral al principio del embarazo, sobre todo en gestantes de mayor edad o con historia familiar de diabetes, han ayudado a detectarlas muy precozmente y controlarlas mucho mejor”, subraya.

En la actualidad, el empleo de insulina en la mayoría de las situaciones de intolerancia a la glucosa ha disminuido enormemente las complicaciones maternas y neonatales.

“Aun así, en el nacimiento de estos bebés hay que prestar especial atención a la tolerancia al parto, al mayor riesgo de tener cuadros de dificultad respiratoria y muy especialmente al desarrollo de hipoglucemia”, recalca.

“Normalmente, esta carencia glucémica aparece debido a un exceso de producción fetal de insulina. Suele ser muy precoz y, en general, intensa”, añade.

La terapia precisará alimentación suplementaria de leche materna, leche donada o leche artificial, según el caso, y, en ocasiones, aporte endovenoso de glucosa”, completa.

Para concluir, el Dr. Manuel Sánchez Luna recomienda “una vida sana y saludable” a toda la población, especialmente a las mujeres que deseen tener hijos o hijas.

“Debemos alejarnos del sobrepeso y la obesidad a la vez que nos acercamos al ejercicio físico y mental. Conseguiremos, entre otros muchos beneficios, reducir los cuadros metabólicos enfermizos en las edades adultas”.