Migraña: el ayuno intermitente, ganar peso o dormir mucho o poco puede estar detrás de una crisis
La migraña es mucho más que un dolor de cabeza. Para quienes la padecen, se trata de una enfermedad crónica y recurrente que puede condicionar radicalmente la vida personal, laboral y social. Aunque muchas veces se la trivializa como un simple malestar pasajero, lo cierto es que las crisis migrañosas pueden durar desde unas horas hasta varios días, con un impacto significativo en la funcionalidad y el bienestar de los pacientes.
En España, millones de personas –en su mayoría mujeres en edad laboral– sufren crisis incapacitantes, días de baja, dificultades para planificar su rutina o mantener compromisos familiares y profesionales. Las consecuencias van desde la reducción de ingresos hasta la pérdida de oportunidades laborales, pasando por el deterioro de relaciones personales.
Sin embargo, su sufrimiento sigue siendo invisibilizado y estigmatizado. El estigma, la falta de comprensión social y el desconocimiento generalizado hacen que muchas pacientes se enfrenten no solo al dolor físico, sino también a la soledad, la incomprensión y la culpa. Las frases como "es solo una migraña" o "a todos nos duele la cabeza" reflejan una cultura que minimiza el padecimiento de millones de personas.
La migraña no solo es dolor: implica una cadena de efectos físicos, mentales y sociales que arrastran a quienes la padecen a una espiral de sufrimiento poco comprendida. Desde la fotofobia hasta las náuseas, pasando por la dificultad de concentrarse o trabajar, cada síntoma tiene un peso concreto en la vida diaria.
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