Qué es la medicina culinaria y por qué su práctica se consolida como aliada en la salud renal

Cuando sentimos dolor agudo (a corto plazo), el cerebro tiene un mecanismo interno para «frenar» las señales de dolor y evitar que se intensifiquen. Pero en el caso del dolor crónico (a largo plazo), ese sistema falla, y las señales de dolor siguen disparándose. Este hallazgo ayuda a explicar por qué algunos dolores desaparecen y otros persisten, y abre la puerta a nuevos tratamientos que podrían evitar que el dolor se vuelva crónico.
Lo ha descubierto un equipo de la Universidad Hebrea de Jerusalén (Israel) que podría haber encontrado parte de la respuesta.
Publicado esta semana en la revista 'Science Advances', desvela que el cuerpo responde al dolor agudo y al dolor crónico de formas muy distintas a nivel celular, lo cual ayuda a entender cómo se convierte el dolor en una condición persistente y crónica.
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