Un páncreas biónico mejora el control de la diabetes con respecto a los métodos habituales
Fuente: Investigación y Ciencia
La diabetes de tipo 1 es una enfermedad metabólica crónica en la que se produce la destrucción de las células beta del páncreas, responsables de la producción de insulina. El propio sistema inmunitario ataca a estas células por razones aún desconocidas. Como resultado, los pacientes dependen de la administración externa de insulina a lo largo de toda su vida para que la glucosa, fuente imprescindible de energía, entre en sus células. Se estima que en España hay en torno a unas 90.000 personas que sufren diabetes de tipo 1. La mayoría de ellas empiezan a padecerla desde la infancia o la adolescencia.
El control rutinario de los niveles de glucosa en sangre (glucemia) y la administración adecuada y regular de insulina en los diabéticos es esencial para prevenir la aparición de complicaciones a largo plazo por esta dolencia. Una diabetes mal controlada puede provocar daños progresivos en los vasos sanguíneos y en múltiples órganos y sistemas: lesiones en la retina, en los riñones, en los nervios periféricos, en la piel, en el corazón, en el cerebro...
Desafortunadamente, no todos los pacientes con diabetes logran un buen control de su glucemia, ya que requiere una importante implicación diaria. Entre otras tareas, una práctica habitual es pincharse en los dedos con una lanceta con el fin de obtener pequeñas muestras de sangre con las que detectar los niveles de glucosa para administrar las dosis de insulina correctas o hacer ajustes en el tratamiento. Sin embargo, en los últimos años, han aparecido dispositivos que facilitan esta tarea, como las bombas de infusión de insulina, que administran esta hormona de forma programada, o los medidores continuos de glucosa que permiten visualizar los niveles de esta molécula sin necesidad de pinchazos adicionales.
Ahora, un reciente ensayo clínico muestra el potencial de un páncreas biónico (de nombre comercial iLet) que permite automatizar la administración de insulina según los requerimientos del usuario, sin que tenga que realizar ninguna prueba. El aparato, controlado por algoritmos, ajusta el aporte de insulina de forma continua según los niveles de glucosa que registran unos sensores. Tan solo requiere la introducción del peso del sujeto para comenzar a usarse y una estimación poco precisa de la comida que se va a consumir. Los resultados de este estudio se han publicado en la revista The New England Journal of Medicine.
El ensayo clínico, financiado por el Instituto Nacional de diabetes y enfermedades digestivas y del riñón, se desarrolló en 16 centros sanitarios de Estados Unidos. En él participaron 326 pacientes de entre 6 y 79 años que padecían diabetes tipo 1 y que se habían estado administrando insulina durante al menos un año.
Cada persona se asignó al azar al grupo que emplearía el páncreas biónico (219 individuos) o al grupo seguiría usando, sin cambios, los métodos habituales para el control de su glucosa que ya empleaban antes del estudio (107 individuos). Casi un tercio de las personas en el grupo control empleaban bombas de insulina disponibles en el mercado. Se entregó a todos los voluntarios (de ambos grupos) un monitor para registrar de forma continua los valores de glucosa en sangre.
Tras 13 semanas de seguimiento de los participantes, se observaron diferencias significativas en el porcentaje de hemoglobina glicosilada (un marcador de mal control de la diabetes a largo plazo) entre ambos grupos. Mientras que la media del porcentaje de hemoglobina glicosilada se mantuvo constante en los pacientes del grupo control (en el 7,7 por ciento), en el grupo del páncreas biónico este porcentaje descendió del 7,9 al 7,3 por ciento. Además, los monitores de glucosa registraron que los usuarios del dispositivo experimental estuvieron un 11 por ciento más de tiempo (en torno a 2 horas y media al día) con los niveles de glucosa dentro de rangos normales, en comparación con el grupo control.
El control de la glucemia mejoró tanto en los voluntarios adultos como en los niños y el efecto beneficioso se mostró de forma más clara entre aquellos que tenían unos niveles de glucosa en sangre más elevados al comienzo del estudio. Por otro lado, no hubo diferencias significativas entre ambos grupos en cuanto a la aparición de episodios de hipoglucemia leves o graves (niveles de glucosa en sangre por debajo de 54 miligramos por decilitro).
Tampoco hubo episodios de cetoacidosis diabética (una complicación en la que se producen niveles elevados de cetonas por un déficit mantenido de insulina) en ninguno de los grupos. No obstante, sí hubo más eventos de hiperglucemia (niveles elevados de glucosa en sangre) en personas con el páncreas biónico (214 frente a los 2 del grupo control), debido a fallos en la infusión de insulina.
En definitiva, los hallazgos del estudio muestran que el citado sistema automático de administración de insulina permite a sus usuarios tener un mejor control de la diabetes sin tener que estar pendientes de pinchazos para medir las glucemias o para recibir dicha hormona, ni tampoco necesitan registrar la cantidad de carbohidratos en las comidas. Tampoco se requiere la supervisión de profesionales sanitarios para configurar el dispositivo. El presente estudio clínico es uno de los varios que se están realizando para evaluar páncreas biónicos, un paso previo necesario para que se autorice su comercialización.