A más covid, más casos de diabetes tipo 1, pero nadie sabe por qué
Un estudio de más de 38.000 jóvenes confirma lo que los investigadores habían comenzado a sospechar: la pandemia de Covid-19 precipitó un aumento en los casos de diabetes tipo 1 en niños y adolescentes
Fuente: ABC
La relación entre la diabetes tipo 1, la menos frecuente, y la infección del Covid-19 parece cada vez más evidente.
Un estudio de más de 38.000 jóvenes confirma lo que los investigadores habían comenzado a sospechar: la pandemia de covid precipitó el aumento en los casos de diabetes tipo 1 en niños y adolescentes. Al principio, los investigadores pensaron que el aumento estaba causado por el propio virus, pero probablemente no sea cierto.
El estudio, publicado «JAMA Network Open», reunió datos de 17 estudios anteriores y encontró que la incidencia de diabetes tipo 1 en niños y adolescentes menores de 19 años fue aproximadamente un 14% mayor durante 2020, el primer año de la pandemia, que el año anterior. La incidencia se incrementó aún más en el segundo año de la pandemia, un 27% más que en 2019.
Los datos coinciden con otro gran estudio llevado a cabo en más de 1 millón de niños presentada durante la Reunión Anual de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD) en Estocolmo (Suecia).
«Es una incidencia mucho mayor de lo que esperábamos», afirma el autor principal Rayzel Shulman, del Instituto de Investigación SickKids en Toronto, (Canadá). Antes del covid, la incidencia de diabetes tipo 1 en niños aumentaba a un ritmo constante de alrededor del 2% al 4% al año.
La diabetes tipo 1 se produce cuando el propio sistema inmunológico del cuerpo ataca a las células del páncreas que producen insulina, que regula los niveles de azúcar en sangre. Como resultado, los niveles de azúcar en sangre pueden oscilar peligrosamente. A largo plazo, esto puede dañar los vasos sanguíneos de las personas, lo que a su vez puede provocar ceguera, insuficiencia renal, ataques cardíacos o daños a los nervios que, en el peor de los casos, requieren la amputación de una extremidad.
En España, no hay datos concretos de cuántos casos nuevos de diabetes tipo 1 se han diagnosticado a raíz de la pandemia, reconoce Virginia Bellido, de la Sociedad Española de Diabetes.
Sin embargo, añade, que ha habido diferentes estudios en que ha documentado un aumento de la incidencia de casos de diabetes tipo 1 durante la pandemia y, además, «muchos de esos casos se han presentado con una mayor incidencia de cetoacidosis [se produce cuando el cuerpo no tiene suficiente insulina para permitir que el azúcar en la sangre ingrese a las células para usarlo como energía probablemente debido], a las propias restricciones de la pandemia».
La incidencia de cetoacidosis diabética, una complicación potencialmente mortal de la diabetes tipo 1 de nueva aparición, aumentó un 26 % entre 2019 y 2020, probablemente porque las personas dudaban o no podían buscar atención de emergencia cuando aparecían los primeros síntomas. La cetoacidosis diabética se puede prevenir, pero tiene efectos duraderos si ocurre, por lo que «ese es en realidad uno de los hallazgos más importantes de este estudio», afirma Shulman.
A pesar de que numerosos estudios han tratado por encontrar evidencia de que el SARS-CoV-2 estaba desencadenando el aumento o dañando sustancialmente las células pancreáticas la respuesta no ha sido satisfactoria.
Bellido explica que inicialmente se hablaba de un aumento de la incidencia de casos de diabetes por un efecto directo del del virus relacionado con la destrucción de las células beta pancreáticas. «Pero esto no a día de hoy no está claro».
Otros factores que podrían ser influir son los propios factores inherentes a la pandemia, como cambiar el estilo de vida, los cambios en los patrones de las infecciones en pediatría o en situaciones o un aumento del estrés asociado a la pandemia. «Pero las causas exactas que han llevado ese aumento de incidencia, a día de hoy, no están claras», asegura esta endocrinóloga del Hospital Universitario Virgen del Rocío (Sevilla)
Shulman y sus colegas limitaron su análisis a estudios que tuvieran al menos 12 meses de datos antes y durante la pandemia. También incluyeron sólo aquellos que informaron el tamaño de la población estudiada, no solo el número de casos.
Además de confirmar que la incidencia de diabetes tipo 1 en niños aumentó durante los dos primeros años de la pandemia, también encontraron que la pandemia alteró la estacionalidad de la diabetes tipo 1 infantil. La enfermedad suele seguir patrones estacionales claros, y se diagnostican más casos nuevos en los meses de invierno que en los de verano.
La experta sevillana comenta que es cierto que es cierto que suele haber una mayor incidencia durante los meses de invierno y parece que con la pandemia por Covid esta estacionalidad se pierde. ¿Las razones? «Tampoco hay nada claro», responde.Apunta que en los próximos años se verá si se ha roto esta patrón estacional.
La diabetes tipo 2 se desarrolla cuando el páncreas no produce suficiente insulina y cuando el cuerpo deja de responder a ella. La inactividad y la obesidad son factores de riesgo.
El metaanálisis reafirmó que los niños diagnosticados con diabetes tipo 1 tendían a presentar formas más graves de la enfermedad durante la pandemia que antes.
Aún no está claro qué desencadenó el repentino aumento de la diabetes y durante cuánto tiempo podría persistir la tendencia, reconoce Shulman.
Pero otros investigadores no están completamente convencidos de los hallazgos. Lars Stene, epidemiólogo que estudia los factores de riesgo de la diabetes tipo 1 en el Instituto Noruego de Salud Pública de Oslo, cree que un aumento del 14% en la incidencia en sólo un año «me parece inverosímil».
En cuanto a las causas subyacentes, Kamrath, quien escribió un comentario invitado sobre el metaanálisis, dice que ahora parece “bastante improbable” que el SARS-CoV-2 esté dañando directamente las células pancreáticas en los niños.
Thirunavukkarasu señala que la explicación más probable es que el ataque del sistema inmunológico al páncreas sea «desencadenado por una infección por COVID-19, lo que también ocurre con otras infecciones, como los enterovirus y la hepatitis B».
Podría ser que la pandemia haya acelerado la aparición de diabetes tipo 1 en niños que ya estaban en riesgo o que, por razones desconocidas, más niños estén desarrollando autoinmunidad que antes de la pandemia, dice Shulman.
Los confinamientos y el distanciamiento físico podrían haber reducido la exposición de los niños a virus respiratorios distintos del Covid-19, eliminando sin darse cuenta un efecto protector desconocido, añade.
Bellido considera que se desconoce exactamente la etiología de la diabetes tipo 1. Hay descritos factores de susceptibilidad tanto genéticos como ambientales, y dentro de esos de estos factores ambientales, además de algunos como la dieta, estarían las infecciones víricas. Ahora bien, matiza la experta de la SED, «no existe una evidencia directa de que una cepa vírica determinada sea causa directa de la diabetes tipo 1, aunque sí que se han descrito diferentes infecciones como posibles desencadenantes de la diabetes tipo 1 y aquí estaría, por ejemplo, SARS-Cov2, pero no sabemos exactamente cuál es el mecanismo directo que relacionaría la infección por este virus dos y el desarrollo de la diabetes tipo 1».
Los investigadores están explorando otros posibles desencadenantes, incluidas las dietas ricas en alimentos altamente procesados, el aumento de peso y los cambios en los microorganismos que influyen en el sistema inmunológico y que viven en el intestino. «No hay una respuesta única para esto», concluyen.