Alimentación durante el cáncer
Fuente: Bio Eco Actual
Al menos uno de cada tres cánceres está causado por el estilo de vida (tabaco, sobrepeso, alcohol, dieta inadecuada y falta de ejercicio). Una buena alimentación podría prevenir entre el 30 y el 50% de los cánceres más frecuentes en nuestra sociedad, de acuerdo con la OMS. Desgraciadamente, la población general no es consciente de esto. O lo oyen de vez en cuando, pero no piensan que les puede afectar a ellos. O peor, como mostró un estudio reciente, creen que comen bien, que al vivir en España automáticamente «siguen una dieta mediterránea».
Tengo cáncer
El diagnóstico de cáncer suele ser demoledor. Además del impacto psicológico y del miedo a perder la vida, empiezan las molestias derivadas del tratamiento. El tratamiento del cáncer (quimioterapia, radioterapia, cirugía y otras terapias) ha logrado que muchas personas sobrevivan muchos años y que un buen porcentaje se curen. Pero siguen siendo tratamientos muy fuertes que, junto con el propio cáncer, debilitan a nuestro organismo y producen muchos efectos adversos.
La alimentación puede ayudar tremendamente a tolerar los efectos del tratamiento, a recuperarse antes, e incluso a evitar que el cáncer vuelva. Todo esto está demostrado en numerosos estudios científicos, por ello es lamentable que la mayoría de los especialistas en cáncer no estén interesados en la nutrición; y que su respuesta cuando algún paciente pregunta sea: «Coma usted lo que le apetezca».
Tras el diagnóstico
Si hasta ahora no le habías dado importancia a tu alimentación, el diagnóstico de cáncer es una oportunidad única para empezar a hacerlo. No se trata de sentirse culpable, al contrario, se trata de asumir la responsabilidad por tu propia salud y por tu vida. Es tu derecho y además una obligación hacia las personas que te quieren.
La carne, especialmente la carne roja y la procesada, está fuertemente asociada con la aparición de cáncer de colon, de mama, de endometrio, de pulmón y de páncreas. Los productos lácteos aumentan el riesgo de cáncer de mama, endometrio y ovario en las mujeres, y de próstata en los varones. Por tanto, estos dos grupos de alimentos no tienen lugar en la alimentación de una persona con cáncer y ganarás mucho si los excluyes para siempre de tu dieta.
En cambio, otros alimentos han mostrado un papel protector frente al cáncer y estos son los que deberían ocupar todo o casi todo tu plato cada día: verduras, frutas, legumbres, cereales integrales, frutos secos. Dentro de las legumbres, la soja es un alimento muy interesante que puede disminuir el riesgo de cáncer de mama y prevenir las recurrencias si ya se ha tenido. También podría hacer algo similar con el cáncer de próstata.
Otros alimentos vegetales con especial capacidad protectora frente al cáncer son:
- Las verduras de color rojo, naranja y verde oscuro, ricas en carotenos (boniatos, zanahorias, pimientos, calabaza, espinacas).
- Los cítricos (naranjas, limones, pomelos, limas, mandarinas) que son ricos en vitamina C y en bioflavonoides. Otras frutas y verduras ricas en vitamina C como los kiwis, las fresas, la piña, los pimientos…
- Las verduras crucíferas: el brócoli, la coliflor, el repollo, las coles de Bruselas, el colinabo, la col y las hojas de mostaza tienen sustancias anticancerígenas como los isotiocianatos e indoles.
- Los frutos rojos como arándanos, frambuesas, moras y fresas. También las uvas rojas o negras.
- El té verde y el té blanco están llenos de sustancias antioxidantes y es muy positivo tomar 3-5 tazas al día, mejor separadas de las comidas.
- Semillas de lino: aportan además de fibra, lignanos, que son particularmente protectores en los cánceres de mama y de próstata. Solo es necesario tomar una pequeña cantidad varias veces a la semana.
- Ajo y cebolla: contienen flavonoles y compuestos organosulfurados que protegen frente a muchos tipos de cáncer.
Más que un alimento concreto es la dieta global la que puede marcar la diferencia. Cuantos más alimentos vegetales contenga y menos alimentos animales, más protectora será frente a un futuro cáncer o frente a las recidivas del que ya tenemos. Siempre que puedas, elige alimentos de producción ecológica para reducir la exposición a pesticidas.
Durante el tratamiento
En general los tratamientos para el cáncer y el propio tumor aumentan mucho las necesidades de energía y proteínas. Esto hace que tengas que comer más, y sobre todo que tengas que comer alimentos muy nutritivos, no cualquier cosa. Siempre se ha recomendado aumentar el consumo de carne, queso, nata, mantequilla, huevos, salsas, mermeladas… durante la quimioterapia, pero es absurdo y peligroso recomendar comer los alimentos que han contribuido a que enfermemos.
Las proteínas vegetales son tan buenas como las animales para recuperar masa muscular y prevenir la desnutrición, con la ventaja añadida de que protegen al riñón, mientras que los productos de desecho de las proteínas animales sobrecargan a un riñón que ya está trabajando extra eliminando los restos de quimioterapia. El tofu, el tempeh, la soja texturizada, el hummus, los frutos secos, los cacahuetes… proporcionan calorías y proteínas y además vitaminas, minerales, fibra y fitoquímicos.
Algunos tratamientos para el cáncer producen efectos secundarios que pueden afectar a la alimentación: falta de apetito, pérdida de olfato y de gusto, llagas en la boca y garganta, náuseas, estreñimiento, diarrea… En estos casos hay que adaptar la dieta, por ejemplo, preparando más cremas, sopas y batidos. También pueden ayudar los suplementos de proteínas o de calorías y proteínas. Hay mezclas de proteínas 100% vegetales (guisante, arroz, cáñamo…) en forma de polvo que se pueden añadir a batidos y a otros alimentos. Si estás en esta situación es preferible contar con el asesoramiento de un nutricionista.