En la enfermedad renal crónica es clave el diagnóstico precoz, sino todo se complica mucho
En España, una de cada cuatro personas con diabetes tipo 2 sufre una afección en el riñón.
Fuente: El Periódico
Los sanitarios coinciden en el principal mensaje alrededor de la enfermedad renal crónica (ERC): detectarla en su inicio es fundamental para tratarla a tiempo y evitar la diálisis o el trasplante de riñón. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de los profesionales de la salud para hacer eco de la patología, hay un desconocimiento profundo entre la población acerca de esta afección y, como consecuencia, hay personas que la tienen y no lo saben. En España, el 15% de la población adulta padece algún tipo de ERC. Es la décima causa de mortalidad en Europa y se prevé que en 2040 sea la quinta en el mundo. Por su exceso de azúcar en la sangre, las personas con diabetes tipo 2 tiene un alto riesgo de padecerla.
La Dra. María Soler, nefróloga y jefa de grupo de Nefrología y Trasplante Renal del Hospital Vall d’Hebron, ha hablado con este medio para exponer todos los riesgos de la enfermedad y concienciar sobre la importancia de prevenirla.
¿Cuándo aparece la ERC?
La enfermedad renal crónica aparece cuando los riñones dejan de funcionar correctamente. Su función principal es filtrar y limpiar la sangre, eliminando, a través de la orina, todo aquello que el cuerpo no necesita. Cuando el riñón reduce el filtrado glomerular por debajo de 60 mililitros por minuto y/o elimina más proteínas (albúmina) por la orina de las que debería, es cuando existe una ERC.
Tal y como explica la Dra. Soler, las personas con más riesgo de padecer la ERC son quienes tienen diabetes tipo 2, en concreto, una de cada cuatro. Sin embargo, no son las únicas. Soler también menciona a personas mayores de 60 años, personas con hipertensión arterial, con obesidad, con problemas cardiovasculares (que hayan tenido un infarto o una embolia) o pacientes con historial familiar de insuficiencia renal.
“Una persona con diabetes tipo 2 tiene un aumento de azúcar (glucosa) en la sangre, lo que hace que la estructura principal del riñón, la nefrona, esté hipertrofiada y ésta trabaje más de lo que debería y se agote antes. Es entonces cuando aparece algún tipo de ERC”, cuenta la nefróloga.
Por ello, la doctora asegura que hay muchas más posibilidades que una persona desarrolle algún tipo de ERC en comparación con una persona que no tiene diabetes.
Una detección temprana
La doctora insiste en la importancia de realizarse las pruebas regularmente a todas aquellas personas que son de riesgo, pero en especial a las que tienen diabetes tipo 2. “Solo se necesita un análisis de sangre y otro de orina, son tests muy sencillos y baratos”, subraya Soler.
“Si se diagnostica a tiempo, es más fácil tratarla y disminuir el riesgo de mortalidad”, afirma.
En caso de que la enfermedad se haya detectado rápido, el tratamiento será a través de fármacos que, desde 2015, han demostrado su eficacia para ralentizar el progreso de la patología. De esta forma, se consigue evitar la diálisis y el trasplante de riñón, dos recursos muy agresivos tanto para la salud física como emocional del paciente.
Indicios muy leves
Soler alerta de que los síntomas de padecer algún tipo de ERC llegan cuando la enfermedad está muy avanzada y son exageradamente leves e inexactos.
“Cansancio, ganas de orinar a media noche, náuseas, anemia o algún que otro vómito, pueden ser los síntomas. Son tan inexactos que es muy difícil asociarlos a la ERC, por lo que la persona acude tarde a hacerse la pruebas”, lamenta.
La doctora también ha destacado algunas de las acciones que pueden llevar a cabo las personas de riesgo para intentar prevenir la ERC. En primer lugar, un control estricto del peso, evitando en todo momento la obesidad, ya que es la causa de muchas enfermedades. Controlar la presión arterial, por su puesto el azúcar, hacer ejercicio, seguir una dieta sana y no fumar.
Según Soler, si la población es más consciente del poder de dicha enfermedad y se esfuerza en prevenirla y se somete a los chequeos regulares, las probabilidades de que ésta sea mortal disminuyen mucho.
La ERC tiene cada vez más fármacos que ayudan a frenar su avance, lo cual es esperanzador. Sin embargo, todavía hay desconocimiento por parte de la sociedad. Una sociedad más consciente es capaz de parar el crecimiento de la ERC.