La enfermedad renal crónica, entre las 10 causas de mortalidad en España (y subiendo...)
Sus síntomas se hacen visibles cuando la enfermedad ya está en su estado más avanzado. Por ello, conocer el estado de nuestros riñones ya es una medida preventiva
Fuente: Alimente+
La enfermedad renal crónica (ERC) es una patología que se ha convertido en un importante problema de salud pública, tanto a nivel mundial como nacional. En España, según la Sociedad Española de Nefrología, ya afecta al 15% de la población, y su prevalencia ha crecido un 30% en la última década. De hecho, la ERC se sitúa ya entre las diez primeras causas de mortalidad en España, con la previsión de que sea una de las cinco causas principales en 2040. Al igual que la prevalencia, su mortalidad ha crecido un 30% en los últimos diez años, y el número de españoles que necesitan diálisis o trasplante para poder seguir viviendo alcanza ya las 65.740 personas.
Unas cifras que preocupan mucho a la presidenta de la Sociedad Española de Nefrología y jefa del servicio de nefrología del Hospital Universitario Infanta Leonor de Madrid, la doctora Patricia Sequera, quien defiende la necesidad de poner en práctica hábitos saludables para poner freno a esta patología cuya progresión no tienen visos de parar, si no se hace nada para remediarlo.
Depurar la sangre es una función renal, pero no la única
El deterioro de los riñones, tanto respecto a su estructura como a sus funciones, es lo que se entiende por enfermedad renal. Además, para poder llamarla crónica, ha de tener una duración de al menos tres meses. Ahora bien, ¿cuáles son las dimensiones reales del daño que hace en el organismo un mal funcionamiento de los riñones? No hay que perder de vista que estos órganos son los responsables de algunas de las funciones más importantes de nuestro cuerpo.
Así, "aunque la más conocida es la de depurar o limpiar la sangre de ciertas sustancias que ya no necesitamos o que nos pueden hacer daño, también hay otras que no lo son tanto y que, sin embargo, son claves", apunta la experta. Entre ellas, "mantener el riego y la oxigenación de los tejidos, producir vitamina D, sintetizar eritropoyetina, más conocida como EPO, responsable de la producción de glóbulos rojos, y por último, procurar el equilibrio en la composición de nuestro cuerpo".
Demasiados casos sin causa conocida
Existe un origen de la ERC muy claro, la diabetes, responsable de la mayoría de los casos diagnosticados. Ahora bien, a la experta lo que más le preocupa es el 18% de personas con ERC en las que no se ha podido determinar el origen de su enfermedad. Tanto es así que actualmente se ha puesto en marcha desde la Sociedad Española de Nefrología (SEN) un estudio de investigación, denominado GENSEN, que pretende mejorar la detección de enfermedades hereditarias en pacientes con nefropatía no filiada en estadio 5, es decir, aquellos que están en la fase más avanzada de la enfermedad y que están en diálisis o que tienen un trasplante renal.
Según el Registro Español de Enfermos Renales, creado por la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) y la Sociedad Española de Nefrología (SEN), uno de cada cuatro pacientes que necesita tratamiento renal sustitutivo lo es debido a la diabetes, es decir, un 25%. Después del exceso de azúcar en sangre, otras causas habituales son "la hipertensión, cualquier inflamación de las estructuras del riñón, algunas enfermedades infecciosas, ciertos fármacos, sobre todo, los antiinflamatorios y determinadas enfermedades hereditarias como la poliquistosis renal", resume la doctora.
A la luz de estos datos, y especialmente si atendemos a la cifra que hace referencia al origen desconocido de la enfermedad (18%), es lógico pensar que la prevención es la mejor arma de la que disponemos para evitar el daño renal. En este sentido, la presidenta de la SEN aporta siete consejos muy sencillos:
- Tener una vida lo más activa posible.
- Llevar una dieta saludable.
- Controlar la presión arterial en los márgenes adecuados.
- Vigilar y controlar los niveles de azúcar en sangre.
- Una ingesta adecuada de líquidos.
- No fumar.
- No automedicarse, especialmente no tomar antiinflamatorios sin prescripción médica.
En cuanto a los colectivos más y menos afectados, "sabemos que es más prevalente en los varones y que aumenta con la edad; de hecho, los pacientes de entre 18 y 45 años, solo representan un 5%, mientras que, a partir de los 65, el porcentaje sube por encima del 30%", apunta la experta.
Da la cara en la fase más avanzada
El 10% de la población adulta presenta algún tipo de daño renal, y cada año millones de personas mueren prematuramente por complicaciones relacionadas con la enfermedad renal. Uno de los problemas relacionados con la salud renal es que los síntomas de este daño tardan en aparecer. De hecho, una persona puede perder hasta el 90% de la función renal antes de que experimente algún síntoma. De ahí la importancia de conocer los factores de riesgo para contraer la enfermedad y, en su caso, realizar las pruebas necesarias para la detección de un posible daño.
El problema es que cuando aparecen los síntomas, ya es demasiado tarde. La mayoría de ellos se han estado padeciendo a lo largo de los años produciendo daños irreversibles al riñón y a su funcionamiento, sin que fuéramos conscientes de ello. "Cuando el paciente nota los primeros síntomas, ya está en la fase 4, es decir, cuando ya estamos por debajo del 30% de filtrado del riñón", señala la doctora. En este punto, "puede aparecer cansancio, falta de apetito, a veces disminución de la cantidad de orina, retención de líquidos (piernas hinchadas) y sensación de ahogo, sobre todo al tumbarse, debido a la acumulación de líquido en los pulmones", completa la experta, quien añade que "en ocasiones puede detectarse sangre en la orina o que suba mucho la tensión, pero esto no es lo más frecuente".
Una analítica sencilla con información muy valiosa
Conseguir frenar o enlentecer la enfermedad pasa por su detección temprana. La forma de diagnosticarla no es complicada, la mayoría de los casos se descubren a través de una analítica que mide los niveles de creatinina en la sangre o en la orina. Esta sustancia, la creatinina, es un producto de desecho generado por los músculos como parte de la actividad diaria. Normalmente, los riñones filtran la creatinina de la sangre y la expulsan del cuerpo por la orina. Cuando hay un problema con los riñones, esta se puede acumular en la sangre y sale menos por la orina. Esto se traduce en que tener niveles anormales de creatinina en la sangre o en la orina pueden ser signo de enfermedad renal.
Una vez diagnosticada la enfermedad y dependiendo de la fase en la que se encuentre el paciente, se le aplicará un tratamiento u otro. En el caso de que, afortunadamente, estemos en un grado inicial, se suele pautar "un buen control de la presión arterial, de la diabetes y llevar una dieta saludable. También hay ciertos fármacos que retrasan la progresión de la enfermedad". Y prosigue: "En los estados finales, cuando el filtrado del riñón está por debajo del 15%, de lo que se trata es de preparar al paciente para recibir el tratamiento renal sustitutivo, la diálisis o el trasplante".
Con estos tratamientos, no solo estaremos trabajando sobre la ERC, también reduciremos las posibilidades de que surjan otros problemas de salud, como el aumento de riesgo cardiovascular, de enfermedades óseas o fracturas, así como la aparición de anemia.