¿Los pacientes con fatiga crónica y fibromialgia pueden hacer ejercicio?
Pensar que cualquier persona con fatiga crónica o Covid persistente puede entrar en un gimnasio y empezar a hacer ejercicio físico es desconocer la realidad de estas enfermedades. Sin embargo, el extremo opuesto tampoco trae nada bueno y los médicos advierten que instalarse en el sedentarismo no es una opción.
La recomendación general de realizar actividad física de forma habitual choca contra un muro casi infranqueable en los pacientes con fibromialgia, fatiga crónica y Covid persistente. A la intolerancia al ejercicio que acompaña a estas enfermedades se suma muchas veces la incomprensión de quienes les rodean, que no entienden que no es que no quieran hacer deporte, sino que sus síntomas empeoran cuando lo practican. El resultado: el sedentarismo y sus consecuencias ganan terreno.
Los especialistas advierten del peligro de quedarse en un sillón y perder la poca forma física que les queda. La clave está, como siempre, en individualizar la prescripción de actividad de acuerdo con las características personales del paciente y la evolución de su condición clínica.
En esa terapia física personalizada hay que tener en cuenta las peculiaridades y rasgos distintivos de cada una de las tres entidades. En palabras de Javier Rivera, portavoz de la Sociedad Española de Reumatología (SER) y reumatólogo del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, de Madrid, “en el caso de la fibromialgia, tenemos evidencia científica -muchos artículos y revisiones- que demuestra que el ejercicio es fundamental para la mejoría de los síntomas de los pacientes”.
En cambio, en fatiga crónica “no hay evidencia científica, por lo que tan válida es la opinión de quien dice que sí como de los que dicen que no”, apunta el reumatólogo. No obstante, considera que, a falta de estudios científicos esclarecedores, debe prevalecer “la lógica biológica: es conveniente que se muevan y se mantengan en la medida de sus posibilidades y que no se sienten en una silla o se metan en la cama porque entonces sus músculos se atrofian más y, cuando intentan moverse, cada vez es peor y sufren más efectos secundarios”.
Las evidencias en la Covid persistente son mucho más reducidas, no solo porque no ha habido tiempo suficiente para desarrollar estudios concluyentes, sino porque el espectro de manifestaciones es muy amplio: desde quienes tienen unos pocos síntomas hasta pacientes que están verdaderamente afectados. En todo caso, los criterios para la prescripción de actividad física son los mismos: “hacer una valoración funcional del paciente y adaptar la realización de ejercicio a su situación real”.
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