La enfermedad silenciosa que afecta a 6 millones de españoles, según un nefrólogo

Buena parte de los casos de diabetes se diagnostican después de una complicación grave. La endocrinóloga Cristina Tejera explica qué personas tienen más riesgo de padecer esta enfermedad y cuáles son los síntomas más frecuentes.
La diabetes engloba un conjunto de trastornos metabólicos que producen niveles elevados de glucosa (azúcar) en sangre por un déficit en la producción de insulina o una resistencia a su acción. Pero esta enfermedad va mucho más allá, tal y como expone la especialista en Endocrinología y Nutrición Cristina Tejera, autora del libro Afrontar la diabetes (La esfera de los libros, 2025): “Si bien para su diagnóstico y criterios de control se emplean los valores de glucemia (glucosa en sangre), esta patología es mucho más compleja que una mera subida de glucosa”. Existen diversas formas de diabetes, entre los que destacan la tipo 1 y la 2, y algo que todas tienen en común es que el diagnóstico precoz es clave para frenar sus efectos negativos en distintos órganos y tejidos.
Sin embargo, sigue existiendo un gran infradiagnóstico. Es importante conocer las señales de alerta, pero también en qué consiste esta enfermedad y qué personas tienen más riesgo de padecerla porque, tal y como expone Tejera, “inicialmente, la mayoría de los casos son totalmente asintomáticos”.
Principales síntomas de la diabetes
Al principio, cuando la elevación de la glucosa en sangre es leve o moderada, la diabetes no suele producir ninguna manifestación significativa. Pero cuando ya pasa de cierto umbral, que puede ser distinto según la persona, empiezan a aparecer síntomas debidos a que la glucosa se queda en la sangre y no llega a las células, con lo cual “las células tienen hambre y la propia persona tiene más hambre”, relata la especialista.
Además, al estar en la sangre, esa glucosa “se filtra más por el riñón, que trata de deshacerse de ella, con lo cual esa glucosa en orina arrastra agua y se tienen más ganas de hacer pis (poliuria)”. Al orinar más y estar la sangre más concentrada, “se tiende a tener más sed (polidipsia)”.
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